Un estudio realizado por Deloitte sobre la generación llamada “millenials” refleja una realidad de la actualidad que todas las organizaciones deberíamos tener en cuenta: Los jóvenes piden más participación…y bienvenida sea.

Si bien no existen fechas precisas sobre cuándo podría considerarse que una persona pertenece a esta camada, podría decirse que uno de los factores de los millenials (también conocidos como Generación Y), es que sus fechas de nacimiento están comprendidas, aproximadamente, entre los años 1981 y 1995. Sus características más destacadas son su capacidad de adaptación frente a situaciones de cambio, su creatividad e innovación, su empuje emprendedor, un fuerte compromiso para con la sociedad y el deseo de ser escuchados al momento de tomar decisiones y ocupar roles de liderazgo dentro de las organizaciones en las que se desempeñan.

En el Foro Mundial de Jóvenes que AFSProgramas Interculturales organizó en 2015, convocamos a 50 voluntarios, provenientes de 24 países de todo el mundo. El evento se realizó en Buenos Aires y tuvo como objetivo generar un espacio de discusión entre los participantes, guiados por una pregunta principal: ¿Cómo lograr que una organización social como AFS pueda resultar más atractiva para los jóvenes?

Los participantes recolectaron y analizaron aportes de más de 770 voluntarios de toda la red, y basándose en esta información enumeraron los principales retos a los que la organización deberá someterse para lograr mayor atracción por parte de la Generación Y. Al igual que en el informe realizado por Deloitte, pidieron mayor participación en la toma de decisiones, ocupar roles clave en sus organizaciones, espacios diferenciados y, por sobre todas las cosas, pidieron ser escuchados.

No es circunstancial que los jóvenes quieran tener roles de liderazgo en sus organizaciones, ya que la pertenencia es un factor clave para los millenials al momento de considerar dónde quieren participar. Es muy importante para ellos sentir que los objetivos les son propios, que los involucran y que las organizaciones a las que pertenecen puedan generar impacto social positivo.

Y este impacto social debe ser tangible, debemos generar las condiciones necesarias para que nuestros voluntarios puedan crear una ciudadanía global y responsable. Un mundo sustentable es una de las preocupaciones principales que los millenials tienen hoy en día, ya que entienden que esto impactará donde se desempeñan. Debemos trabajar para que la misión de nuestras organizaciones sociales sea visible, y para que nuestros voluntarios entiendan que su trabajo impacta en el mundo que desean ver en el futuro.

Si entendemos que los jóvenes de hoy dedican su tiempo a aquello que genera impacto, que buscan participar socialmente y que quieren ser parte de la mesa grande y tomar decisiones, cabe preguntarnos: ¿qué actitud estamos tomando las organizaciones?

Tenemos la responsabilidad de crear programas de desarrollo de liderazgo para jóvenes, potenciando de esta manera sus capacidades y habilidades. Si pensamos en la diversidad y la inclusión social como algo más que una expresión de deseo, y lo proyectamos como una realidad, entenderemos que nuestro deber es el de trabajar para que nuestros directorios o juntas involucren a las nuevas generaciones de manera activa.

Asimismo, tenemos la obligación de permitir el diálogo intergeneracional para que esto sea posible. Las organizaciones sociales debemos ofrecerles a nuestros voluntarios espacios de discusión y debate, ya que tales espacios estimulan acciones, crean impulso y generan impacto. Debemos siempre ver más allá de nuestras propias fronteras, abriéndonos a mayor colaboración y generar espacios de aprendizaje mutuo con otras organizaciones con las que compartimos objetivos y valores.  

“Seamos realistas, pidamos lo imposible” dicen algunos. Para los millenials, lo imposible es un motor en su motivación, es el norte por el que quieren trabajar. Está en nosotros abrirles las puertas de las organizaciones para que puedan volcar ese enorme potencial que tienen.