“La educación nos ayuda a ser profundamente conscientes de que nos une nuestra condición de ciudadanos de la comunidad mundial, y de que nuestros retos están interrelacionados.” Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas

Día a día las noticias internacionales, nacionales e incluso locales nos confrontan con un mundo donde la intolerancia, los preconceptos, el desconocimiento y temor a las diferencias son el denominador común . No son sólo los ataques en Europa e India o el reciente voto británico para abandonar la Unión Europea. También lo vemos en nuestras comunidades educativas, con la llegada de familias que por uno u otro motivo visten, se alimentan, piensan o rezan de una manera diferente a la que estamos acostumbrados. Los niños y adolescentes, con su curiosidad innata preguntan quiénes son, por qué actúan así, a qué se deben estas diferencias. En muchos casos pueden reírse, y en los peores casos, pueden llegar a separar o discriminar a los niños que ven como diferentes. Estos escenarios, a los que docentes y padres se enfrentan, se repiten con mayor frecuencia año a año y convocan a preguntas, respuestas y principalmente, acciones.

Las instituciones educativas se convierten en este contexto en el espacio fundamental para desarrollar en nuestros alumnos competencias interculturales y globales, que según Deardoff (2006) es “la habilidad para comunicarse efectivamente y eficientemente en contextos interculturales, cambiar marcos de referencia de manera apropiada y adaptar su comportamiento al contexto”. Es decir, acciones concretas que tienen como objetivo el desarrollo de habilidades, conocimientos y aptitudes que permitan que los alumnos puedan contar con las herramientas para el mundo actual donde la diversidad se vuelve un factor fundamental. Los beneficios son múltiples, sólo por nombrar algunos:

En los alumnos: el desarrollo de la interculturalidad en el aula permitirá que los alumnos adquieran los conocimientos prácticos y el entendimiento necesario para aprovechar las oportunidades que la diversidad presenta. El desarrollo de la empatía, para poder escuchar y entender al otro, como así también para ser sensible ante sus necesidades. El desarrollo de la flexibilidad como habilidad clave para saber-estar en ambientes cambiantes, manejando un amplio rango de situaciones sociales y pudiendo adaptarse utilizando comportamientos adecuados. Los alumnos entenderán las diferencias, y trabajarán con ellas en pos de crear ambientes de aprendizaje más sanos e inclusivos, pudiendo trabajar con compañeros que son diferentes a ellos. Los abordajes interculturales preparan a nuestros alumnos para que se conozcan mejor a sí mismos y a su cultura, lo que es un primer paso fundamental para conocer mejor a los otros y entender la complejidad cultural.  Los alumnos de la comunidad estarán preparados para interactuar en un mundo global, diverso y desafiante, y eso es un valor agregado que no deben dejar pasar.

En los docentes: para poder facilitar y enseñar en aulas interculturales, los docentes deben comenzar por estar preparados ellos mismos para el desafío. Esto significa que primero se debe desarrollar a los docentes en sus competencias globales, entender su cultura y a sí mismos como productos de la misma. Los docentes involucrados podrán trabajar en aulas más inclusivas, donde la currícula sea entendida por todos sus alumnos. Tendrán un entendimiento de la diversidad que les permitirá trabajar con alumnos de diferentes contextos, edades, bagajes culturales e incluso diferentes países como así también relacionarse de manera efectiva con docentes provenientes de contextos diversos. Podrán liderar proyectos que sean de interés y que generen impacto más profundo en la comunidad.

En la comunidad educativa: trabajando con docentes y alumnos conseguiremos desarrollar una institución con espíritu de cooperación y trabajo en conjunto. La armonía mejora y el clima de trabajo en la comunidad cambia, y se vuelve más creativo también como consecuencia de traer información y criterios diferentes. Asimismo los miembros de la comunidad incorporarán lo que consideren enriquecedor de las distintas culturas por la que está compuesta, mirando simultáneamente al mundo y a la localidad. Se revelará una apertura de los alumnos por fuera de los muros de la institución, colaborando con el barrio o área en la que se encuentra situado, generando un aula global con preocupaciones que exceden la realidad de sus miembros.

Como se evidencia, los beneficios son múltiples y generan un impacto en el corto y largo plazo tanto en la comunidad educativa como en su área de influencia y el mundo. AFS está permanentemente trabajando en nuevos materiales, contenidos y programas destinados a desarrollar oportunidades de aprendizaje intercultural para las comunidades educativas en Argentina y Uruguay.

Los invitamos a crear sus aulas más inclusivas e interculturales y generar un cambio en el mundo.